Imagen de Lindy Longhurst |
Así estoy
estos días… preguntándome el sentido de Todo… o al menos de muchas cosas… este
existencialismo que me ha caracterizado siempre puede ser un poco “agotador”.
El sentido
de Todo… es la vida en sí, el vivirla… eso lo tengo claro. Siento que tod@s hemos
venido aquí a hacer algo, o más bien a Ser, por eso siempre he sido una
exploradora. Sin embargo, cuando creo que he encontrado claramente esa misión,
algo se remueve y hace que me siga cuestionado cosas. Tal vez eso sea lo
correcto, el no conformarse, el seguir avanzando y cambiando (al menos en mi
caso…).
Sueños
extraños por las noches, que luego me mantienen insomne al desear vislumbrar
esos mensajes secretos… Hay instantes en los que se me revela sutilmente, y
claramente, que ese sentido en realidad es la simplicidad, la sencillez. Ah,
si… el “problema” es como compaginar esa simplicidad en una sociedad en la que
cada día parece todo más complejo.
Hay días en
los que me siento extraterrestre. Observo a la especie humana y me cuesta
identificarme… Terrible sensación, pues me separo de la Unidad que somos todos.
Soy la única a la que le parece que nuestra sociedad puede ser muy absurda ?
Cómo es posible que vivamos en un mundo en el que cada día miles de personas
vayan a sus trabajos para poder sobrevivir (y lo de sobrevivir se puede leer
también como un “abuso” del vivir, pues el exceso de necesidades está a la
orden del día…) ? Y por otro lado, cómo es posible que otros tantos miles de
personas no vayan a ningún trabajo porque estos no existen ? (cuidado con lo
que entendemos por “trabajo”, pues como ejemplo, observo que la mayoría de
tareas cotidianas, por no decir, domésticas, no se consideran “trabajo” a no
ser que venga una persona externa y lo haga por los habitantes del hogar…Cuando
pagamos a esa persona, en el 99% de los casos, mujeres, se considera trabajo.
Si la persona que hace ese mismo trabajo es la madre, esposa, etc… ni se le
paga ni se la reconoce como trabajadora. De hecho, y pensándolo mejor, a la
mujer que se le paga se la considera trabajadora, pero no es reconocida
socialmente… lo cual es otra vergüenza en sí… desgraciadamente, los seres humanos
clasificamos los trabajos en jerarquías, algo que personalmente me parece de un
patetismo desmesurado). Es el absurdo en estado puro…
Nos han
impuesto una estructura social en la que el trabajo es el núcleo sobre el que
gira todo lo demás, absolutamente todo. El trabajo es el Rey, el Amo, el Dueño
y el Señor. Tanto si tienes, como si no tienes. Y lo tenemos taladrado en
nuestras mentes, e incluso me atrevo a decir, en nuestros cuerpos.
Disfrutamos
de nuestros trabajos ? (si tienes...). Disfrutamos la vida, o sencillamente nos
limitamos a aceptar lo impuesto y seguir en manada borreguil lo que se dice que
es lo correcto ? Mi discurso no es nuevo, no es original, ni pretende nada que
no se haya intentado desde hace muchísimos años. Pero es lo que yo me sigo
preguntando cada día… de qué manera una servidora y el resto de humanos podemos
alcanzar ese estado óptimo de bienestar que tanto proclama la OMS. No nos lo
ponen fácil, y la sensación es de qué lo hacen a propósito. Nos confunden, nos
agotan, nos atontan, para que se nos quiten las ganas de revolucionarnos.
Respondemos
quejándonos eternamente de lo mal que está todo, en corrillo o en solitario,
cuchicheando o gritando, mientras de reojo vamos mirando los muros ajenos del
Facebook. Reconozco que a veces me vienen imágenes apocalípticas de seres
humanos quemando móviles, portátiles, tablets y más cachivaches tecnológicos,
para después acabar sentados alrededor del fuego sin saber muy bien de qué
hablar delante de otro ser humano de carne y hueso. Y no estoy en contra de la
tecnología, sino de su mal uso. No olvidemos que detrás del artefacto está la
persona con su libre albedrío.
Volviendo
al trabajo, es consecuente hablar de que para la mayoría de personas, se
trabaja para ganar dinero. Y se quiere conseguir dinero para tener cosas, o
poder hacer cosas. Aquí cada cual verá que necesidades básicas (o no) tenemos
en nuestras vidas, para así tener que recolectar más o menos dinerito. Y es aquí
donde surgen los “problemas”… esa relación que tenemos con el dinero, y de la
cual ya he hablado alguna vez. Existe el “tanto tienes, tanto vales” ?
Lamentablemente, bastante… El primer chakra y sus aprendizajes dan para mucho,
ya que toca de cerca la supervivencia.
No
obstante, quería plasmar que parece que son pocas y pocos los que se libran de
esa creencia tan arraigada en referencia al “poder adquisitivo” (aquí la
palabra poder me suena más patriarcal que nunca…). En definitiva, que un dinero
recibido por una entrega de una labor del alma, sea la cantidad que sea,
conlleva una energía saludable. Y si es un dinero recibido por algo que no es
nuestra labor del alma, pues a veces no tenemos la opción de decidir… la
supervivencia impera… sin juicios, sin culpas, es así y punto. Nadie es mejor
ni peor que otro por hacer una labor determinada, eso sería de una pedantería y
una soberbia repulsiva.
En
definitiva, personalmente, a día de hoy puedo decir que me siento feliz de “trabajar”
como Doula y acompañante de las mujeres en sus procesos de vida, y también como
terapeuta holística (en mujeres, hombres, animalillos…). De hecho, no lo siento
como un trabajo, sino como una pasión, y esa es tal vez la diferencia: el hacer
algo que me ilusione, que me enamore, que me motive, y a la vez que me
cuestione las cosas para seguir evolucionando en mi camino. Porque no trabajo
como Doula y terapeuta holística, sino que Soy Doula y terapeuta holística… lo
siento, lo vivo. Después de un fin de semana rodeada de bellas y sabias mujeres
en nuestra formación de doulas, me siento bien llenita de amor por dentro…
Si se me ha
entendido o no, no lo sé, pues a veces no me entiendo ni yo. Por si a alguien
le resuena, que entre líneas huela, sienta, intuya, lo que he intentado
transmitir: que sigamos explorando en nuestro interior hacia dónde queremos ir,
decidiendo lo más sabiamente que podamos. Y si nos equivocamos (que siento, no
es casualidad, y por tanto, no será equivocación) pues será una nueva
oportunidad para cambiar de rumbo. El caso es no apalancarse, acomodarse,
aburrirse, conformarse, resignarse… sin entrar en otra frase mítica “Aquí
estamos… luchando”, no luchemos, fluyamos, aceptemos, inventemos, adaptemos…
Me despido,
altamente filosófica, y bajo la influencia de este mes de noviembre que mueve
profundamente mi ascendente escorpiniano. Con amor,
Eva
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