Eva Mare Terra

Eva Mare Terra

dijous, 27 de febrer del 2014

De la luna menguante a la Luna Negra... tiempo de soltar...



La incertidumbre

Me he propuesto a mí misma escribir más, no como simple herramienta de “llenar” mi blog, sino como un espacio personal de sanación terapéutica. Escribir me sana, siempre me ha sanado, pues con cada palabra formada siento que dejo atrás lo que tengo que dejar y da luz a los misterios de mi interior. Puede ser prosa o puede ser poesía… pero la poesía sólo acude a mí en momentos de gran impacto emocional, en pequeñas dosis, como una de las mejores medicinas. 

El mostrarlo en mi blog no tiene otro propósito que el de compartir, por si a alguien le puede resonar lo que expongo. 

Y abordo un tema, ligado con el anterior post, que es esta nueva vida que he empezado hace un año. Supongo que los aniversarios son importantes, y por eso surge esa necesidad de escribir, como una manera de honrar esa decisión que tome en este, su primer cumpleaños. 

Como los cuentos empiezan… Érase una vez una niña enamorada de la Naturaleza, de los animales y de las plantas, una niña que creció y decidió estudiar algo relacionado con el mundo natural. Una niña que pasó a ser una joven que se dio cuenta que el estudio académico no honraba a la Madre Tierra, sino que la desmenuzaba y clasificaba obviando su poder, su magia, sus misterios y su totalidad. Una joven que después de pasar, como muchos tantos jóvenes, por algunos trabajos que no llenaban su alma, pensó que había encontrado por fin el trabajo de su vida. Y con ilusión entró en ello. 

Una mujer que pasó 14 años de su vida en ese trabajo, y que desde el primer día supo que no la haría feliz. Pero el sistema patriarcal “aprieta” en nuestro interior… De alguna manera siento que esta etapa de mi vida fue necesaria, por aspectos prácticos, pues me permitió formarme en otro mundo, que es llamado “alternativo”, y porque me dio un cierta “estabilidad”, que necesitaba por diferentes circunstancias. Agradezco y honro por tanto esos 14 años.

Una presión interna iba mostrándose más y más evidente durante todo ese tiempo. Una voz interior que gritaba irse. Al final, un cóctel formado por mi “aventura uterina” (el año que pasé sanando mi útero de una supuesta grave enfermedad, a base de medicinas alternativas y un profundo trabajo personal a través de meditaciones y visualizaciones, en los que acudieron elementos mágicos en mi ayuda), la mezcla de estrés y aburrimiento laboral, el encontrar al fin lo que deseaba mi alma (después de una búsqueda altamente dispersa), acompañado de otras circunstancias personales, provocó que finalmente decidiese dar el salto al vacío y pasar a dedicarme a tiempo completo, ya no parcial, a los talleres de feminidad y a las terapias holísticas. 

Y aún sigo cayendo un año después… y de ahí el título del post: “La incertidumbre”. Ni un solo momento me he arrepentido de la decisión de dejar un trabajo estable, pero sí que puedo plasmar todo lo que se ha ido moviendo en mi interior en consecuencia. 

Existen “peligros” al amar con todo tu ser lo que deseas hacer en el mundo. El primero es que no se cumpla, al menos al ritmo que una desea. Y ahí es justo donde siento como todos los patrones aprendidos, esas creencias con las que llegamos, impresas en nuestra memoria celular, van poniendo a prueba algo muy profundo en nuestro interior. 

Qué se mueve dentro, en las entrañas…

1.       No ser “productiva”: así me he sentido, y así me siento a veces, lo confieso. En un sistema en el que no tener un horario fijo, un jefe, unos ingresos estables (en mi caso aún son muy pequeñitos), es como uno de los pecados capitales. Parece no ser suficiente para la sociedad estar eternas horas creando un taller o investigando. No es un trabajo, es un hobbie. Palabras oídas, palabras pensadas. El sistema patriarcal dicta que es un trabajo y que no lo es. Para mi es una pasión, llamarlo trabajo o no ya es una cuestión que poco me importa. 

2.      Ser una “mantenida”: lo peor es que la he oído en boca de otras mujeres… algo que duele mucho en el alma… El sistema no permite, y no nos permitimos tampoco, emprender ese sueño, esa pulsión del alma, que necesita su tiempo de gestación y de materialización, simplemente haciéndolo y siendo. Prohibido vivir de tus ahorros, prohibido dejar que tu compañero de vida (o compañera según el caso) o tus padres te ayuden en este viaje (personalmente, sin este apoyo estoy segura que lo hubiese hecho igual), prohibido intentarlo, prohibido soñar… Y me viene esa ofensa tan grave de nuestro sistema a las madres, o no madres, que se han quedado en casa, por decisión propia o impulsadas por el momento histórico, a las cuales no se las ha considerado jamás como mujeres “que trabajan”, como si el llevar el sostén y la nutrición de un hogar no fuesen nada… aprovecho para honrar a cada una de esas mujeres por existir y por dar tanto por tan poco por parte de la sociedad (sé que la polémica está servida…).

3.      “No dejarás jamás este trabajo”. Parece que al final si… por ello, no hagas nunca caso a nada que te digan los demás, sólo escucha tu voz interior. Frase altamente repetida que debe quedarnos grabada en todas nuestras células. En mi caso esta sentencia me dio fuerza (con un alto componente de rebeldía) para dar el salto. 

4.      La energía del dinero y lo que se mueve con ella. Tremendo maestro… más sentencias: Cómo puedes cobrar por estos talleres o por estas terapias ? Soy la primera que desearía un mundo a base de un intercambio justo, pero por ahora, y como parte de mi enorme aprendizaje en poner límites, respondo: Acaso no he dedicado mi tiempo y mi energía en prepararlo ? Quién dicta que trabajos deben ser remunerados y cuáles no? Hay categorías ? Tiene que ver la espiritualidad con cobrar ? Gran tema, gran debate… Jamás he deseado grandes lujos, no forma parte de mi ser, pero sí que merecemos ese “recibir” por ese “dar”, un equilibrio de energías. No confundamos materialismo con supervivencia, al menos para muchas personas que hemos decidido dedicarnos a lo “alternativo” por un deseo del alma en beneficio de todos, es así. Y a quién se le remueva algo con lo aquí escrito le invito a reflexionar sobre el tema. 

5.      La impaciencia, y al fin: La incertidumbre. Después de la exposición, muy racional y muy sentida, viene lo siguiente: si, muy bien… pero porqué me duele tanto cuando se anula un taller por falta de gente o cuando algo a lo que he dedicado toda mi energía no parece fluir? El ego se resiente, se enfada, protesta, sobreviene una tristeza profunda, impaciencia… y el abismo de la incertidumbre. Al final tendrán razón todos los que dicen algo sobre el ser productivo, mantenido, no dejar jamás un trabajo estable… ? La inmensa incertidumbre… Gran desconocida para mi hasta hace un año. En mi interior llevo una gran maestra del Control. Caigo, pero no me desvío de mi camino. Dudo, pero sigo andando. Tengo miedo, pero le llevo de la mano mirándole de cara. 

Exposición final: navegar en la incertidumbre me está llevando a bajar a menudo al inframundo de Innana, lo que me está nutriendo como mujer abundantemente. Me está mostrando tantas cosas la maestra Incertidumbre, que tan sólo puedo inclinarme ante ella. Y la clave de todo: la Confianza, esa fuerza mágica, esa aliada que este sistema también aplaca, pues el confiar es crear una realidad, y supongo que no interesa crear nuevas realidades, y si son variadas e individuales, menos aún. Y como no, el Amor… la otra gran fuerza que nos permite confiar, la base de todo. Por ello, mujer y hombre que me lees, te invito a que des el salto también, si es el deseo de tu alma. Es un viaje apasionante y profundo, en el que el final no importa, sino el camino. Torrentes de creatividad vienen en tu ayuda. Y dejarnos llevar plácidamente por el ritmo del Universo, en el que sólo importa el momento presente... Me inquietaba profundamente marchar de este mundo sin haberlo intentando… ahora ya podré descansar en Paz. 

Bendiciones.

dilluns, 24 de febrer del 2014

Reflexiones en luna menguante




 
Imagen de Lindy Longhurst

La danza del destino

Pero… existe el destino ? O vamos tejiendo en el día a día nuestro camino de vida ? 

Aparecen momentos, situaciones, lugares, personas… en nuestra vida, que hacen que de pronto, o no tan de pronto, decidamos cambiar el rumbo de nuestra existencia. Existe el drama ante esta circunstancia, y también la alegría, el éxtasis, la euforia, la melancolía, el miedo, la duda, la culpa, la emoción: morir y renacer, simplemente. 

Sentimos ese movimiento interior que acude cada vez con más frecuencia. Esa llamada del alma que nos golpea insistentemente. Esa certeza de que algo hay que modificar, de que ya no hay vuelta atrás. No podemos cerrar los ojos, ni los oídos, ni el corazón… nuestras entrañas hablan, gritan, se hacen oír. Y debemos escucharlas.

Nos resistimos, luchamos ante lo desconocido, nos aferramos a lo que “debe ser” aunque debemos ir hacia “lo que somos”. Sentimos una muerte profunda, como si nos arrancasen parte de lo que somos, y nos adentramos en un terreno extraño. 

Y sin embargo, encontramos aliados: magia, misterios, sensaciones, intuiciones, visiones, sueños y sincronías que aparecen sin cesar. 

Bailamos al son de una música que surge de un lugar remoto, antiguo, un movimiento que realizamos con el Universo entero, un baile caótico, salvaje, primitivo. Y caemos rendidas ante los pies de nuestra propia esencia, sintiendo que no podemos traicionarla, sabiendo que bailando ese baile se unirán otras almas en nuestra danza eterna. 

Un deseo… encontrarnos de nuevo, reconocernos… apartar todo lo que sobra, desecharlo, quemarlo, y quedarnos con la esencia. 

Nota personal: Este ha sido mi camino desde hace un año, un año al que he llamado interiormente el de la Mariposa. Una mariposa que aún siente que debe desplegar sus alas para volar bien alto… hacia su destino. Cuál es mi destino ? Ya no importa, sólo el viaje es importante. Disfrutar de cada pequeño vuelo, de cada humilde paso, de cada aliento de vida. Sin grandes propósitos, honrando quien soy cada segundo de mi existencia…