Imagen de Marina Maas |
Ya se está acercando la luna negra, ese
momento mágico en el que la oscuridad de la luna es total, y en el que los
mensajes de nuestro mundo interior emergen irremediablemente (si los queremos
escuchar…).
Hace días que ya siento esos movimientos tan
típicos del arquetipo de la chamana, aunque esta vez con un ligero
desconcierto, pues parece que mi ciclo, habitualmente corto, está alargándose
tal vez con la intención juguetona de sincronizarse del todo con la Luna. Algo
a ser observado atentamente… O tal vez sea que simplemente mi ciclo está
cambiando y se va “tranquilizando” y espaciándose ligeramente, como tomándoselo
con más calma, o con más caos, como si quisiera sorprenderme con la llegada del
sangrado, burlón e imprevisible. Está claro que la naturaleza es juguetona.
Cuando crees que tienes un “dominio” perfecto de la sabiduría de tu ciclo, se
produce un cambio para que no te duermas en los laureles de lo conocido. Sabia
Madre Tierra…
Estos últimos días he conectado pues, con más
“llamadas del alma”, o de la selva, como le llamo yo. Ese aullido magnético que
nos impulsa a adentrarnos en nuestro bosque interior y explorar nuevos
territorios, o bien, recordar lugares de ese bosque que siempre han estado ahí
y que nos llaman para que les visitemos.
Fuerte ha sido el impulso de dedicar más
tiempo y energía a mis hermanos animales. Así que he movilizado cositas para
emprender con más fuerza las terapias con “bichos”. Muchas señales han venido
desde este verano. Y algunas bien reales, pues Lobo, el perro del hermano de mi
compañero, murió este verano, dejando un rastro de amor a su paso y unos
grandes aprendizajes por parte de este gran Maestro. Bendito seas…
Más llamadas por parte del mundo vegetal…
empiezo a sentirme duendecilla del bosque, pues si me siento llamada por los
animales desde siempre, ahora empiezan las plantas… sobre todo mis queridos
árboles, que se empeñan en ser abrazados (al menos así provocan ese
acercamiento) para ofrecerme lecciones magistrales de sabiduría. Y además baja
rápida la información, por favor…
Si algun@ de los que me está leyendo está
pensando en mi salud mental, no os preocupéis, de hecho si no escuchara estos
mensajes sí que sería motivo de inquietud. Escuchar al resto de seres vivos no
es algo extraño, privilegio de pocos. Tan sólo hay que entrar en el silencio y
poner la predisposición en escuchar. Evidentemente, no esperéis escuchar
discursos o palabras propiamente dichas (aunque en ocasiones sí), más bien
llegan sensaciones, emociones, sentimientos. A través del cuerpo llega esa
vibración tan potente producida por el contacto con la mirada animal o con el
abrazo arbóreo. Lo confieso, para mí no hay nada más sanador que acariciar un
animal, observar una flor o abrazar un árbol (por supuesto, el contacto con un
bebé o un ser querido es terapia pura también) . Ya me viene de lejos, de
pequeña perseguía incansablemente a los gatos para disfrutar de su suave pelaje.
Ellos huían enseñándome que la naturaleza no está siempre disponible para
nosotros los humanos, que lo queremos todo ya (de hecho sigo persiguiéndolos…es
lo que tiene ser géminis, el juego me persigue).
Y más llamadas… hace ya muchos años me inicié
en el maravilloso mundo del Reiki. Y cosas de la vida, me llega la existencia
de un Reiki angélico. Ah, qué curiosidad… Exploro sobre ello, sintiendo que
algo se mueve dentro de mí. Dejando aparte todo el peso de la religión, el
mundo angélico siempre me ha parecido mágico, e incluso confieso sueños e
imágenes muy potentes que me han conectado con ese otro mundo no visible. Así
como hace unos meses sentí la curiosidad de explorar profundamente el
chamanismo, y finalmente no se dio “por algo”, ahora todo está alineándose para
que el reiki angélico “si se dé”. Me dejo llevar por la intuición (cada vez
más) y en unos días entraré de lleno en esta nueva posibilidad. Siempre comento
que el reiki fue un portal de sanación enorme para mí, espectacular, y ahora
siento que este puede ser otro nuevo portal aún más profundo. Mmm… qué ganas…
De momento no hay más llamadas (por si fuese
poco). Lo que está claro que la Tierra y el Cielo nos reclaman para que les
escuchemos. Personalmente siento que vale la pena hacerlo. Os animo que cada
un@ reciba esos mensajes a su manera, pues mi manera seguramente no es la tuya.
Estas nuevas llamadas no implican el alejamiento
de las viejas, pues seguiré de lleno en el mundo del “doulaje” (cada día más y
más…), de la feminidad y de las terapias holísticas, con una cierta voluntad
creciente del acompañamiento en duelos (ahí entra mi ascendente escorpio
apretando fuerte).
Feliz equinoccio de otoño deseando que hayáis
cosechado muchas bendiciones,
Eva
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada